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Consejo 4. Asumir la responsabilidad

Publicado por Nercy sábado, 7 de noviembre de 2009


Existe un ejercicio muy instructivo que te puede ayudar a avanzar en el camino del crecimiento personal y que es indicado para las personas que recién se inician en el tema. La oportunidad para realizarlo puede ser cualquiera, pero dará su mejor resultado cuando estés preocupado por algo que te está pasando. Cuando esto ocurra, trata de llevar a cabo los siguientes pasos.
A partir del hecho o situación que te está preocupando, comienza a rememorar los acontecimientos que sucedieron con anterioridad. La cantidad y tipo de acontecimientos a los que debes pasar revista guardan relación con la que es tu preocupación actual. Si se trata de una situación puntual, pueden ser las circunstancias de la última semana o del último mes. Si se trata de algo que ya lleva ocurriendo cierto tiempo, puedes tener que remontarte varios meses o años hacia atrás.
Una vez que has completado el paso anterior, debes tratar de establecer lo que podemos llamar una relación de causalidad entre los hechos que has rescatado del pasado. Esto significa que debes tratar de ver qué hecho ha proporcionado la oportunidad para que se produzca tal otro.
Supongamos que la situación actual sea "estoy casada con José". El hecho que le dio origen a esta situación fue haberlo conocido. Si no lo hubieras conocido, no hubieras podido casarte con él. ¿Cómo lo conociste? La respuesta puede ser "en una fiesta en casa de unos amigos".
Otra situación puede ser "me hicieron una multa por conducir sin licencia". ¿Cómo pudo haber ocurrido este hecho? La respuesta puede ser "me había olvidado en casa la licencia". De lo que se trata es de establecer una cadena de sucesos, de manera que el anterior sea la condición necesaria para que se produzca el siguiente.
La reacción de las personas cuando realizan este tipo de meditación, se puede encuadrar en general en dos clases diferentes. Unas encuentran que todo lo que les pasa es el resultado de la acción de otras personas. En cambio, otros individuos hallan en sus propias acciones la causa de los hechos que les han acontecido.
Esta división es tan fundamental que los psicólogos la han reconocido y utilizado como base para identificar dos tipos de trastorno mental, que, en realidad, representan dos maneras de ver la vida. Una persona puede decir "no me hubiera casado con José si no se me hubiera ocurrido ir a esa fiesta". Otra persona puede argumentar que "si mis amigos no me hubieran invitado, no hubiera ido a la fiesta y no lo hubiera conocido".
La forma en que interpretes los acontecimientos de tu vida es de primordial importancia en tu posibilidad de crecer como persona. Si sistemáticamente tratas de colocar en otros la responsabilidad de lo que te ocurre, esta conducta nociva te impedirá progresar. Debes comenzar por asumir tu parte de responsabilidad en los sucesos de tu vida.
Todos tenemos (y utilizamos) cierto grado de libertad en lo que hacemos. Si unos amigos me invitan a una fiesta, lo que me están haciendo es una invitación, no una imposición. Yo tengo la libertad de aceptar o no la invitación, de concurrir o no a la fiesta. No puedo atribuirles a mis amigos la responsabilidad de haber conocido a la persona con la que después me casaría.
En el otro ejemplo citado, alguien puede aducir: "no le caí simpática al oficial, por eso me hizo la multa", olvidándose de que si no hubiera dejado la licencia en su casa la relación de simpatía o antipatía con la policía hubiera sido por completo irrelevante.
Tampoco el extremo opuesto, esto es, atribuirse la responsabilidad de todo lo que te pasa, es saludable. Una persona con un buen grado de salud mental sabe reconocer aquellos hechos que escapan a su control. Por supuesto que, de algún modo u otro, siempre somos responsables de colocarnos en situación de que ocurra algo, pero todo tiene su límite.
Si, por el motivo que sea, decido ir a vivir a una región que cuenta entre sus características la de tener escasas lluvias, y de repente sobreviene un temporal como no hubo en cien años, y se me inunda la casa, no puedo echarme la culpa por haber elegido ir a vivir en ese lugar.
En la mayoría de los casos, somos responsables de las cosas que nos ocurren, porque, de alguna manera o de otra, hemos proporcionado la oportunidad para lo que ha ocurrido, pero también debemos saber liberarnos de la culpa por aquellos acontecimientos de los cuales no podíamos saber que iban a ocurrir.

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